RESPUESTA: El incidente de Lhasa es un acto separatista de violencia cuidadosamente planeado y deliberadamente provocado por la camarilla de Dalai. Conforme la ley, el Gobierno chino tomó medidas y restauró el orden normal en Lhasa y otros lugares. Cualquier país que sostiene una actitud objetiva y justa comprenderá y apoyará las necesarias y legítimas medidas que China ha adoptado para mantener la estabilidad social y proteger la seguridad y los bienes del pueblo. De hecho, los Gobiernos de más de cien países han expresado esta justa posición. Ello demuestra que la comunidad internacional está de nuestro lado y no del lado de la camarilla de Dalai y las fuerzas de violencia.

El incidente de Lhasa demuestra una vez más que Dalai no es puramente una figura religiosa, sino un exiliado político que bajo el manto de la religión y el rótulo de la paz ha venido dedicándose durante largo tiempo a actividades destinadas a escindir China y sabotear la unidad nacional y estabilidad social. El Gobierno chino se opone resueltamente a sus actividades separatistas en otros países bajo cualquier nombre y a cualquier forma de contactos oficiales de cualquier país con Dalai.